En mi país Colombia, como
supongo sucede en los de ustedes, se volvió muy normal ver en televisión
decenas de propagandas sobre el uso del condón, como la única herramienta o instrumento
capaz de evitar las enfermedades de transmisión sexual y la prevención de
embarazos no deseados. Recientemente, apareció una nueva publicidad de una
marca de condones, donde ya no solamente hace alusión a las dos razones
anteriores, sino que abierta y descaradamente incita de manera directa a que la
gente tenga relaciones sexuales con quien quiera. Pues de acuerdo con la
campaña, el anuncio envía claramente la invitación a que tanto hombres como
mujeres, pueden disfrutar libre y promiscuamente relaciones íntimas con
personas del mismo, o de diferente sexo.
La publicidad en conclusión
dice algo así como: “Juan y María son novios y no usan condón, pero María no
sabe que Juan también tuvo relaciones en el pasado con Teresa, Patricia y
Rocío; además unos meses atrás, Juan en una noche descontrolada, tuvo una
relación sexual con Felipe. Por lo tanto, como ninguno de los dos conoce sus
antecedentes sexuales, lo mejor es que pueden hacer es protegerse con condones
“XYZ”, para evitar un contagio de SIDA o cualquier otra enfermedad de
transmisión sexual”.
La verdad simple y escueta
es que este tipo de recomendaciones irresponsables, está enviando no solo a
nuestra juventud, sino también a nuestros niños, un mensaje de libertinaje
nunca antes visto.
Es francamente desastroso, dañino y pecaminoso, que
frecuentemente aparezca semejante despropósito televisivo, cuya única intención
es vender más y llenar las arcas de los industriales, sin ninguna consideración por la familia y en general por la sociedad. Aquí lo que
realmente importa no es que un(a) joven tenga o no relaciones con quien quiera,
ni a la edad que quiera, sino que haga lo que le plazca, siempre y cuando use
condón.
- ¿Cómo pretende un país levantar una sociedad sana, si su núcleo que es la familia, está recibiendo esa clase de educación?
- ¿Cómo puede un gobierno permitir tales propagandas que lesionan la integridad del niño, del joven y por ende de la familia?
- ¿Hasta cuándo estos personajes públicos, con investidura de presidente, ministros, legisladores, alcaldes o gobernadores, que han sido colocados como autoridad civil, entenderán que toda autoridad es puesta por Dios y que lo que hacen es promover actos contrarios a sus mandamientos?
- ¿Cómo luchar contra lo que dicen, insinúan, incitan y hasta exigen los medios publicitarios, la prensa hablada o escrita, la televisión y el Internet, en contra de los valores, principios y mandatos Bíblicos, si las mismas autoridades civiles, elegidas por mandato popular, han modificado los principios básicos de convivencia y las leyes morales de la misma constitución nacional?
Es cierto que la gran
mayoría de la población acata y acoge las leyes y demás normas que los
gobernantes imponen como modelo social, ya que ellos, según su entender deciden
qué es lo mejor para toda la comunidad.
El apóstol Pablo en el libro de Romanos (13:1) nos insta a obedecer dicha autoridad:
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”.
Lo que parece muy obvio, es
que estos hombres y mujeres que ejercen de alguna manera autoridad sobre sus
conciudadanos, o bien, no conocen de la Palabra de Dios, o les falta carácter
para hacer imponer la autoridad divina por encima de las leyes humanas o
carnales, que lamentablemente van en franca oposición a los mandatos originales
que nos dio el Creador.
Usted amigo y amiga, tenga mucho cuidad con su proceder y el de los que estén bajo su responsabilidad ante los ojos de Dios. No todo lo que nos dicen o aprueban como socialmente aceptable es sano o conveniente. La Palabra nos enseña que aunque todo sea legal (del agrado del hombre), o nos parezca muy corriente porque todo el mundo lo hace, no siempre las cosas le convienen al ser humano, ni son aprobadas por el Creador y dueño de todo cuanto existe. Al contrario nos va a poner en aprietos ante el Señor, pues lo llamamos a ira.
"Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica"
1 Cor (10:23)